Es sabido que Los Angeles es famosa, no sólo por ser la capital mundial del cine y las celebridades, sino también por contar con presupuesto para implementar ingeniosas soluciones a problemas que en el tercer mundo ni siquiera se conoce que existen.
Para obtener abundante cantidad de agua en una ciudad que originalmente era muy árida y seca, se construyó un extenso y complejo sistema de transporte de agua desde la alta montaña, hasta inmensos estanques / lagunas, que permiten disfrutar de abundantes recursos hídricos a las costosas mansiones de Beverly Hills, Santa Mónica, Malibú y alrededores. Pero ocurre que al transportar el agua distancias tan grandes, es inevitable la infiltración de agua salada, la cual posee bromuro, sustancia inofensiva. Hasta aquí todo bien, pero este bromuro al combinarse con el ozono usado para desinfectar el agua se convierte en bromato, que bajo la acción de la luz solar, puede ser cancerígeno.
Los ingenieros, luego de considerar diversas alternativas, decidieron invertir 32 millones de dólares en 96 millones de estas bolas negras o shade balls para cubrir de una forma eficiente y flexible la totalidad del espejo de agua del Reservorio de Los Angeles. Las bolas están rellenas de agua para que no se vuelen con el viento. Si bien parece una solución cara, al condado de Los Angeles le terminó resultando muy rentable, ya que cómo ventaja secundaria, reduce notablemente la evaporación de millones de litros de agua, cuyo transporte por el árido desierto es más caro aún, a la vez que disminuye la formación de algas y verdín, cuya eliminación también es muy costoso.
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