Tenemos que comenzar diciendo que los humanos asesinamos más de 140 millones de tiburones por año, Sí, leíste bien. En Asia, una porción de sopa de aleta de tiburón es considerada un afrodisíaco de lujo, cuyo valor ronda los 200 Dólares. Esto hizo que la pesca indiscriminada de este noble animal se convierta en una industria tan prolífera como cruel, a la que le quedan pocos años de vida, porque a este ritmo no quedarán tiburones en las aguas de este planeta.
Los pescadores orientales suben a la cubierta de sus barcos los miles de animales «cazados» con sus redes de más de 100 Km de longitud, les cortan las aletas, y los tiran vivos y mutilados al mar, un gigante cementerio donde los verdaderos asesinos, los humanos, esconden sus sanguinarios pecados provocados por una ambición desmedida. Además, con estas redes, no sólo matan decenas de millones de tiburones para extraer únicamente sus aletas y desaprovechar el resto de su inmensa estructura, sino que mueren miles de millones de otros peces que quedan atrapados en ellas. Por cada kilogramo de aleta de tiburón o de atún, encuentran la muerte sin sentido aproximadamente 100 Kg de otros peces, como lobos marinos, delfines y tortugas, que se pudren en las redes sin ser aprovechados absolutamente para nada.