En el noroeste de USA, hay una playa sobre el pacífico, que durante casi 100 años fue el basurero de los habitantes de Fort Bragg. Por su costa acantilada tiraban botellas, electrodomésticos y hasta autos. En 1967 decidieron prohibir el acceso para restaurarla, y el mar hizo el resto del trabajo. Las olas fueron erosionando la cerámica y los vidrios, redondeándolos, conformando una hermosa playa de vidrio de varios colores. En los últimos años, las redes sociales multiplicaron las visitas a esta playa y la falta de control permitió que los visitantes la devastaran, llevándose cómo trofeo casi la totalidad de la arena de vidrio. Una verdadera pena. Te mostramos lo que era en el año 2015, imágenes que no volverán.